Los jabones antibacterianos y desinfectantes perjudican al sistema inmune
21 de diciembre de 2013
(Health Secrets).- Ya en el año 2007, la prestigiosa Harvard Health Letter decía que el uso de agua y el jabón corriente son tan eficaces en la limpieza de las manos como los jabones antibacterianos y desinfectantes, pero sin provocar un efecto devastador sobre nuestro sistema inmunológico. Pero nadie escuchó aquella advertencia, porque este tipo de jabones y desinfectantes se han extendido por todas partes. Es suficiente el lavado de las manos durante 15 segundos con el jabón corriente para eliminar el 80% de las bacterias, lo que es equivalente a la eliminación que realizan aquellos productos. Desgraciadamente, más de la mitad de los jabones llevan aditivos antibacterianos y desinfectantes. Pero estos aditivos con productos químicos nos pueden perjudicar. Las empresas tratan de asustarnos con los gérmenes y de que es preciso utilizar productos antimicrobianos.
Pero en realidad, el medio tiene gran cantidad de bacterias y otros microbios, y de la interacción de estos con nuestro sistema inmunológico es lo que nos impide padecer alergias y mantener una buena salud. Sólo con respirar estamos aspirando microbios. Si esteriliza sus manos, la primera cosa que toque va a sustituir los microbios presentes en ella por los que usted ha destruido.
Los microbios forman parte de los seres vivos presentes en el entorno. El uso productos antibacterianos y desinfectantes interfiere en el equilibrio natural entre sus sistema inmunológico y los microbios presentes en el entorno. Nuestro sistema inmunológico se encarga de protegernos contra los microbios, pues para eso está, no habiendo ninguna necesidad de consumir productos químicos tóxicos para realizar esta labor, además de ser absorbidos a través de nuestra piel.
Uno de los productos químicos más utilizados en este tipo de jabones desinfectantes es el triclosán. Cuando el triclosán entra en contacto con el cloro presente en el agua del grifo se forma cloroformo, una sustancia química similar al Agente Naranja, una de las armas químicas utilizadas en la guerra de Vietnam. La Agencia de Protección Ambiental ha clasificado al cloroformo como probablemente cancerígeno para los seres humanos.
La reacción del triclosán con el cloro produce otros compuestos peligrosos, como dioxinas cuando existe radiación ultravioleta procedente del sol o de otras fuentes. Este es un hecho muy preocupantes, pues las dioxinas son muy tóxicas y son potentes disruptores endocrinos. Como estos compuestos son muy estables, la eliminación de estas sustancias del cuerpo es muy lenta, de modo que se pueden acumular hasta límites peligrosos.
Además el triclosán también resulta tóxico para el ambiente, al destruir bacterias acuáticas e inhibir la fotosíntesis en las algas, organismos que realizan la mayor parte de la fotosíntesis de la Tierra. Un reciente estudio aparecido en Francia señalaba la toxicidad del triclosán y de sus subproductos en el medio. Los investigadores descubrieron que el triclosán se acumula en los tejidos grasos, en el pescado y se ha encontrado en las muestras de orina, en la leche materna y el suero. El triclosán es citotóxico y genotóxico, además de alterar el sistema endocrino. Los científicos concluyeron que el uso de triclosán favorece la resistencia bacteriana.
En el año 2009, la Asociación Médica canadiense solicitó al Gobierno que prohibiera el uso de triclosán en los productos domésticos debido a su capacidad para provocar resistencia bacteriana y producir productos peligrosos como el cloroformo.
En un estudio realizado en el año 2010, se comprobó que el triclosán también favorece la aparición de alergias en los niños. Los investigadores notaron que se producían más alergias en aquellos niños que usaban productos con triclosán, ya que la exposición a los microorganismos en uno de los caminos para el desarrollo del sistema inmunológico y conservación de la salud. Otros estudios asocian al triclosán con la aparición de dermatitis alérgica por contacto.
En 2006, otro estudio encontró que pequeñas dosis de triclosán actúan como disruptores (alteradores) endocrinos, debido a que este producto químico imita la hormona del tiroides y llega a aquellos receptores endocrinos de esta hormona.
En 2009, un estudio realizado en animales también encontró que el triclosán tiene un importante impacto en la concentración de hormona tiroidea. El Department of Entomology y Cancer Centerde la Universidad de California estudió el triclocarbán, otro compuesto antibacteriano muy usado en jabones antibacterianos y desinfectantes de manos. Comprobaron los efectos a la exposición a este compuesto después de la ducha. Los investigadores midieron las concentraciones en la orina humana inmediatamente después y a las 72 horas, utilizando un gel que contenía un 0,6% de triclocarbán. Descubrieron que el uso diario y continuo de este gel provocaba un estado de equilibrio en la excreción renal, de modo que siempre estaba presente el triclocarbán en el organismo.
Además del uso en jabones antibacterianos y desinfectantes, el triclosán y el triclocarbán se usan en productos domésticos comunes, como pasta de dientes, desodorantes, enjuagues bucales y otros productos de higiene y limpieza. También se encuentra en algunos pesticidas y productos usados en la construcción, o incluso en alfombras.
Así que para mantener su salud, mejor lavarse las manos con un jabón sin estos aditivos. Tenga en cuenta que también se encuentra el triclosán en muchos dispensadores de jabón en los servicios públicos.
Los productos antibacterianos no favorecen en nada su salud, pero sí contribuyen a empeorarla.